El gobierno australiano está tomando medidas drásticas para reorganizar su programa de infraestructura y destinar los ahorros de $7 mil millones a proyectos de "construcción nacional", según Catherine King, ministra de infraestructura. Una revisión independiente realizada por King reveló que la inversión de $120 mil millones en infraestructura enfrentaba un aumento de costos de $33 mil millones y retrasos significativos.
Rechazo de planes inviables y costosos
La revisión destacó que muchos de los planes propuestos por el gobierno anterior eran inviables debido a los altos costos y la falta de beneficios claros. King describió la situación como "lamentable y francamente triste" en cuanto a la salud del programa de inversión en infraestructura. Además, acusó al gobierno anterior de haber cometido un "vandalismo económico" al anunciar proyectos que sabía que no podría llevar a cabo.
La respuesta de la oposición laborista fue rechazar completamente la caracterización de King, alegando que sus comentarios eran excesivamente partidistas. Bridget McKenzie, ministra de infraestructura de la oposición, expresó su desacuerdo con King y aseguró que la revisión y la respuesta de la ministra habían sido hiperpartidistas.
Nuevos enfoques y garantía de financiamiento
Además de los recortes, el gobierno laborista también garantizó $27 mil millones para mejoras estratégicas en corredores de transporte de carga y seguridad vial, incluyendo las autopistas Newell, Princes y Bruce. Estos cambios significan que los fondos federales se asignarán a proyectos generales, o "corredores", en lugar de que los estados y territorios tengan que solicitar financiamiento al gobierno federal para cada etapa individual del proyecto.
Por ejemplo, todos los proyectos de mejora existentes de la Autopista del Pacífico en Nueva Gales del Sur ahora están agrupados con $3.5 mil millones de financiamiento federal. Se espera que se completen o desarrollen sustancialmente más de 400 proyectos en la próxima década, según King.
Recomendaciones de la revisión y proyectos afectados
La revisión independiente, anunciada en mayo y entregada al gobierno federal en agosto, recomendó que se continuaran 100 proyectos que aún no habían sido construidos, mientras que 82 proyectos debían ser cancelados. Además, se esperaba que 56 proyectos identificados como riesgosos avanzaran, pero que fueran evaluados antes de su ejecución, según la revisión.
El gobierno federal anunció que había identificado 50 proyectos, con un financiamiento federal total de aproximadamente $7 mil millones, para ser cancelados. Entre ellos se encuentran el ferrocarril rápido de Geelong en Victoria, la intersección M7-M12 en Sydney y varias mejoras de estacionamiento para los viajeros diarios.
Decisiones difíciles y enfoque futuro
King enfatizó que estos recortes no son simplemente un ejercicio de ahorro, y que no se reducirá ni un solo dólar en la inversión total de $120 mil millones en infraestructura. Afirmó que todos los estados y territorios mantendrán el financiamiento que tenían previamente en el programa de inversión. Según King, estas decisiones difíciles son necesarias para crear empleo, impulsar la economía y evitar aumentar las presiones inflacionarias.
"De ahora en adelante, la inversión del gobierno australiano en infraestructura se centrará en la productividad, la sostenibilidad y la calidad de vida", declaró King. Estos cambios responden a las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, que instó al gobierno australiano a reducir o retrasar su gasto anual de $30 mil millones en proyectos de infraestructura para mantener un ritmo más medido y coordinado.
Reacciones y perspectivas
Aunque el anuncio ha recibido críticas contundentes de la oposición y los estados, expertos económicos como Brendan Rynne, economista jefe de KPMG, consideran que la reestructuración del programa de infraestructura es necesaria para evitar picos inflacionarios y garantizar una planificación adecuada de los proyectos.
El gobierno laborista ha dejado en claro que los fondos federales recortados se destinarán a otros proyectos de infraestructura en cada estado respectivo. Sin embargo, se espera que haya cierta incertidumbre en torno a los 250 proyectos restantes en el programa, ya que deberán ser evaluados y negociados con los gobiernos estatales antes de su ejecución.
En resumen, el gobierno australiano está tomando medidas para reorganizar su programa de infraestructura, recortando proyectos de alto riesgo y destinando los ahorros a nuevos proyectos nacionales. Aunque estas decisiones han generado controversia, se espera que impulsen el empleo y el crecimiento económico sin aumentar las presiones inflacionarias. El enfoque futuro se centrará en la productividad, la sostenibilidad y la calidad de vida.